ºAlgunos deciden escalar el Everest y otros entrenan duramente para competir en un maratón. El ser humano es atraído hacia retos donde se ponen a prueba sus habilidades, sus conocimientos y su verdadero temperamento. Nos pone el desafío, sentirnos por algunos segundos desbordados para después dejarnos llevar por la sensación de logro y triunfo al completar las tareas y este es uno de los elementos más centrales de una sala de escape.
Llegados a este punto la pregunta del millón es la siguiente. ¿De qué depende la dificultad en una sala de escape? Para mi la dificultad va a estar definida entorno a tres elementos principales como: la complejidad, la activación y el foco atencional.
- Complejidad: La complejidad se explica por lo enrevesado de un puzzle. Hablamos de la cantidad de elementos a memorizar, de reglas lógicas a seguir. Lo enrevesado de los patrones de un puzle o la magnitud de los cálculos a operar.

- Activación: En psicología existe una ley (Ley de Yerkes-Dodson) que explica como reaccionan las personas a la hora de resolver problemas en función de lo activadas que están. Cuando una persona acaba de despertarse de la siesta y se encuentra adormilado no resuelve bien problemas ni su rendimiento sería óptimo en una sala de escape. Ocurriría de igual forma si esa persona se hubiera enchufado 7 cafés antes de empezar. A veces (y especialmente en las salas de terror) se busca que los jugadores se activen, a través de los sustos, las sorpresas, los efectos y el tiempo restante. Cuanto más activemos a un jugador más dificultades tendrá para pensar detenidamente y más aumentará en consecuencia la dificultad de una sala. Todos podemos ser unos grandes cerebritos en nuestro salón de casa pero la pregunta es: ¿Lo seguiremos siendo perseguidos por hordas de zombies sanguinolentos? ¿Quién sabe…?

- Foco atencional: Explica la capacidad que tenemos de fijarnos en los elementos importantes de una sala. Muchos objetos y una decoración cargada, una mala iluminación o una sala muy grande pueden hacer que nuestro foco atencional disminuya. Ocurre una cosa muy interesante con nuestro foco atencional y nuestra activación. Cuando es elevada nuestro foco disminuye y nos volvemos menos capaces de fijarnos en los detalles.
Graduar la dificultad de una sala supone tener en cuenta cuánta excitación vamos a provocar a los jugadores, supone también medir muy bien la complejidad de los puzles y las facilidades que van a tener para identificar cada uno de los elementos importantes. Existen otros factores a mencionar como la comunicación, o la experiencia previa, pero sobre eso hablaremos en otra entrada :).

Me gustaría despedirme con una reflexión final. ¿Realmente tiene sentido utilizar como reclamo que la sala sólo puede ser resuelta por un pequeño porcentaje de jugadores? Cuando lo pienso fríamente yo diría que no. Creo que es sencillo hacer una sala irresoluble, con puzzles poco intuitivos o elementos muy escondidos que resulten inalcanzables. Lo realmente difícil es diseñar una experiencia que suponga un desafío para todos y que éste tenga un sentido, que pueda ser recordado para siempre como quien escala una montaña o prepara un maratón.